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¿Cómo afrontar la llegada a casa de un bebé si tenemos perros?
Cuando vamos a ser padres primerizos y tenemos en nuestra casa a un inquilino de cuatro patas, la convivencia del bebé con el animal es uno de los temas que más nos puede preocupar, ya que muchos se preguntarán si es necesario tomar precauciones especiales para que la armonía en la casa sea perfecta. De cara a que todo marche «sobre ruedas», nos centraremos en los consejos a tener en cuenta para quienes seáis propietarios de perros y estéis en ese momento de feliz espera.
En primer lugar, la llegada a casa de un nuevo miembro de la familia será un momento inesperado para el perro, así que lo ideal es tratar de no esperar al último momento para que se haga a la idea. Hay que organizarse bien, a través de una actitud proactiva ante los cambios en la medida de lo posible, de modo que no descuidemos al animal y que éste asocie a esa nueva «personita» siempre con cosas negativas, como paseos más cortos o prohibiciones al que no le teníamos acostumbrado. Está claro que todas las atenciones ya no van a ser para él, por lo que las modificaciones que tengamos que realizar en su rutina deben ir haciéndose paulatinamente y comenzar lo antes posible. Aún así, si hemos tenido a nuestro perro como un miembro más de la familia, así deberá seguir siendo.
Por otro lado, hay que tratar de dar naturalidad a la relación entre el perro y el niño desde el primer momento. Por supuesto, es decisión de cada uno el nivel de contacto que permitirá entre ambos. No obstante, tanto si os decantáis por una opción más o menos restrictiva, deben seguirse unas rigurosas pautas de desparasitación, tanto interna, atendiendo al veterinario y desparasitación externa. De esta última, deberéis encargaros vosotros mismos. Para ello, existen muchos métodos que resultan eficaces: pipetas para perros, collares para perros, champús, tratamientos antiparasitarios de acción inmediata e incluso productos para el hogar, con los que lograr una erradicación y protección duradera de molestos parásitos como pulgas y garrapatas.
Tras el cumplimiento de esas primeras normas de higiene, adicionalmente hay que tener presente que las interacciones entre perro y niño deberán estar siempre supervisadas, de cara a evitar cosas inesperadas, como reacciones agresivas del animal que nunca antes se hayan producido. Extremo bastante raro, pero que puede llegar a ocurrir. Tenemos que intentar limitar el espacio con los juguetes del niño, pero tratar de no obsesionarnos con nuestro temor a que el perro pueda acercarse al bebe para un contacto olfativo de él mismo o de sus juguetes. Unas pautas mínimas de limpieza serán necesarias, sin dejar de hacer hincapié en la supervisión como premisa fundamental. Si se llega a observar, que el perro muestra signos de agresividad, deberemos comenzar a trabajarlos cuando antes con la ayuda de un profesional, de cara a corregir esta conducta cuanto antes.
Pero no todo van a ser «quebraderos de cabeza», la convivencia con perros a los niños les aporta muchísimas cosas positivas, que a priori quizás ni os habíais parado a pensar. Por ello, echad un vistazo a nuestro post Beneficios para nuestra salud al convivir con perros y gatos, que seguro que os sorprendéis, ¡A disfrutar en familia!
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